EL CAFÉ EN TIEMPOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA



EL CAFÉ LLEGA A PARÍS EN MEDIO DE LA REVOLUCIÓN

El café llegó a Francia a mediados del siglo XVIII, procedente de Egipto al puerto de Marsella. El francés La Roque fue quien hizo conocer en café en 1644, y ahí en Marsella en 16545 abrió el primer café como establecimiento, y según se cuenta fue una especie de salón-diván donde se produjo la primera degustación de café entre europeos. Pero es años más tarde cuando el café tomó alza y pasó a convertirse en moda.

Pero el café tanto como bebida como por establecimiento, a medida que llegaba a un país se iba innovado, y fue así como en Francia el ya famoso Café Procope, propiedad Francisco Procopio dei Coltelli vendía bebidas heladas de café, tipo sorbetes y helados de café, a la clientela parisina, entre la cual destacaba Rousseau y Voltaire, de quien se dice consumía unas cuarenta tazas de café al día. Él lo hacía en medio de charlas y discusiones filosóficas, y por supuesto, políticas. Ya la Revolución Francesa estaba que se asomaba.

Se dice que en el Café Procope Diderot concibió temas como “leyenda del Café” y otros temas más de la célebre Encyclopédie y Benjamin Franklin planteó la Constitución de los Estados Unidos.

Igualmente, el llamado Club de los Cordeliers, presidido por figuras de la talla de Danton y Marat también se reunían en el Café Procope, y según se cuenta, el famoso gorro frigio, símbolo de la revolución Francesa se exhibió en el Procope por primera vez, pero sobre todo, se cuenta que desde dicho establecimiento surgió la consiga o señal de atacar las Tullerías el10 de agosto de 1792.

Procopio tuvo un gran éxito como Café que comenzó a abrir otros establecimientos, siendo el primer Café en calidad de cadena. Uno de los cafés abiertos fue frente a la Comedie Française, decorado con tapices, espejos, candelabros de cristal y mesas de mármol.

Para 1721 París contaba con 380 cafés, siendo los que más sobresalían eran los de tipo artistas líricos, oficiales y escritores en los siglos XVII y XVIII.

CAFÉ A LO FRANCÉS

Es uno de los cafés más apetecidos en Europa, especialmente por su fuerte contenido de alcohol, lo cual ayuda a palear el frío en época de invierno. Además, como vemos, cada país le trata de agregar al café como bebida algo propio de su identidad nacional. Para la preparación del café a lo francés se tienen los siguientes ingredientes y composición:

§ 30% de brandy o coñac

§ 60% de café espresso

§ 10% de crema batida

§ Canela

Hacia 1731 el café crecía en territorios de ultramar francés, como eran Java, la isla La Reunión, la isla de Cayena, Martinica, Jamaica, y en Haití, y por ende en lo que hoy es República Dominicana. El francés D'Aussy comentaba en 1782 que "el consumo se ha tipificado en Francia: no hay casa burguesa en la que no se sirva café; no hay aprendiza, cocinera ni doncella que no desayune, por la mañana, café con leche".


Para finales del siglo XVIII habían unos 2.000 salones de café en París, siendo el café como bebida la preferida, reemplazando al té y la tradicional cerveza, no en vano Mckenna, sostiene que "si la arenga es la madre de la revolución; entonces el café y los salones de café deben ser su comadrona" y el historiador, Michelet, opinaba que el café, junto con el chocolate y el té, presidió el nacimiento de la Edad de las Luces, porque por primera vez la gente tuvo la ocasión de servirse en sociedad sin embriagarse Y el café ilumina el espíritu de la revolución, pues aumenta la lucidez de sus adictos, muchos de ellos revolucionarios.

Para la época sin previos estudios se tenía al café como estimulante para el pensamiento y las actividades revolucionarias de la época que se avecinaban, como en efecto sucedió, cuando el 4 de Julio de 1789 estalló la revolución Francesa y con ello se inicio el cambio hacia el denominado mundo moderno. Hoy se dice que estamos en la post modernidad y el café sigue siendo una bebida con muchos beneficios para la salud, incluyendo enfermedades por el alzaimer y el párkinson.

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