BENEFICIOS DEL VINO
Los beneficios del vino para la salud han sido demostrados a lo largo de toda la historia del vino. Vino tinto, vino blanco y todas las demás variedades de uvas adquieren propiedades a lo largo de la elaboración del vino.
El vino es una bebida hecha a base algunos tipos de frutos (uva, manzana, cereza, entre otros) que contienen una ligera cantidad de alcohol. Posiblemente el alcohol, al ser un depresor del sistema nervioso central, cause una sensación inmediata de relajación física y mental.
Emparejado a todo esto, otra de las propiedades del vino es que también logra aumentar el nivel de lipoproteínas de alta densidad que tiene un efecto beneficioso sobre nuestra salud cardiovascular, ya que reduce la densidad de colesterol y con todo ello el funcionamiento cardíaco no se sobrecarga, evita obstrucciones coronarias, reduce la tensión arterial y estimula la secreción de saliva ayudando a todo el sistema digestivo a funcionar correctamente.
El vino tinto ha sacado los mejores resultados en estudios particulares confirmando los beneficios del vino para la salud, ya que su contenido a base del proceso de fermentación de las uvas, impulsa la acción de polifenoles, los cuales ha demostrado poseer una gran capacidad antioxidante (elimina los radicales libres que son una causa importante del envejecimiento), ayuda a evitar enfermedades cancerígenas, cardiovasculares y cerebrales, elevando la tasa de mortalidad unos años.
No obstante no hay que perder de vista la función alimenticia asociada al vino, ya que en las botellas de vino se contiene un importante aporte de calorías y nutrientes esenciales para el organismo.
Paradójicamente la historia de esta bebida nos arroja las pruebas fehacientes de sus resultados, ya que en países Europeos como Francia -donde se acostumbra el consumo de una o dos copas de vino al día, con una dieta alta en grasa y carbohidratos- es donde se observa una tasa baja de todos los procesos de enfermedad mencionados con anterioridad.
Para ver resultados contundentes se aconseja que el consumo de vino no exceda de dos copas diarias, tomar un mínimo de cuatro veces a la semana, degustar la bebida junto con las comidas y evitar en mujeres embarazadas y niños.
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